Cuando la verdad
se llena de gotas
la repisa de los
recuerdos tambalea
y se mancha de falacia
que conjunta el canto
de los niños
alegres
al comenzar una aventura
emergente de ilógicos pasos nocturnos
con
ruidos desubicados
en el tercer color de la mentira,
recelos de luces
adivinadoras conllevan a cantos peregrinos
donde los concertistas son los
aplausos aturdidos
que compran sonrisas
verdes compuestas
por llantos partidos
en costumbres pobres de antiguos recuerdos.
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