Las palabras
son sabores iracundos
de desfiles
de épocas cristalinas,
donde los
sentimientos eran los dueños de los lagos
las sirenas
salían nadando
para poder
enamorarse de las estrellas,
cada cual
con su cada quien,
ahora se
derriten las palabras
volátiles
escandalosas
que cuestan
como si la
misma pared
de los besos
desabridos
que una vez
nos dimos
se
estuvieran emergiendo
de las
tinieblas
donde el
sudor es le motor de nuestro no futuro,
es gracioso
ver como las
nubes negras
son las más
sensuales.
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