En la cima del cielo contemplo su rostro,
el viento jugo como ningún otro
permanece la desdicha de describir sus fuertes brazos
donde posaba una árbol.
Esa sonrisa envenenada
de estrellas resaltantes donde una tela con estampado verde esmeralda
jugueteaba al son del viento
besando las hojas,
ese invierno termino,
ahora presentamos la primavera,
olor a flores,
con mariposas por donde quiera,
pájaros cantores
resaltantes pechos ardientes,
un sentimiento de ilusión es el que debe no iniciar,
el amor propio es el que debe perdurar.
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